24/5/08

Jornaleros (2006)

Se visten las sombras de amanecer
dan pasos bajo el anonimato de sus viseras
por la vereda de la incertidumbre.
Alguna vez tuvieron carnet de identidad
su patria es ahora un día incierto,
su hogar es un rincón a la interperie,
hijastros ancestrales del barro y del maíz.

Día a día,
en una esquina del norte
aguardan las sombras a que un dedo,
barita mágica, los contrate: tú, tú y tú
al balde de la camioneta, carroza
imaginaria de un cuento que no es
cuento y del Hado que no es padrino.

Las sombras dejan huellas en el teléfono
del locutorio y sobre el recibo firmado,
testimonio informal de una jornada sin fin.
Sombras doloridas y gastadas se
disipan al atardecer bajo puertas anónimas
con pellejos de sol en sus manos
quemadas, llenas de grasa, polvorientas.

En una esquina del norte, esperan los jornaleros,
a que una mano les convide un poco más de luz,
para evitar que se desollen sus sombras.
No es una mano invisible, ni el lomo de Atlas,
lo que sostiene el peso del mundo.